martes, 2 de diciembre de 2014

Tito Paoletti y las huellas impunes de la dictadura


Por Guillermo Alfieri* - Hace 28 años que murió Alipio Eduardo Paoletti. El duelo no es sereno, porque permanece impune en el acto de la dictadura cívico-militar, que lo excluyó de lo que Tito fundó, sostuvo y convirtió en un medio de comunicación gráfico, editado por una cooperativa de trabajo, pionero entre sus pares: el diario El Independiente de La Rioja.

El despojo está denunciado ante la justicia federal y el INAES, organismo oficial que regula a la actividad de las cooperativas. La pesadez tribunalicia y la maliciosa demora burocrática, contrastan con la memoria activa ejercida por estudiantes de Comunicación Social que crearon la agrupación “Alipio Tito Paoletti” y reflejada en tesis de grado y posgrado, en diversas universidades de distintos puntos del país.

Para quienes recién tienen noticias de la infamia, resumimos las circunstancias. En 1959, un grupo de jóvenes residentes en La Rioja, reanimaron el título de El Independiente. Títo, a los 23 años de edad, fue el director. El matutino creció en envergadura y trascendencia, convirtiéndose en un módulo del patrimonio cultural de la provincia. En 1971, la empresa tomó forma y contenido de cooperativa, con 71 miembros bajo la estatutaria consigna de un socio-un voto.

En la noche del 23 de marzo de 1976, El Independiente fue invadido por efectivos del ejército. Varios integrantes de la redacción fueron detenidos. Tito no se encontraba en La Rioja. Su captura fue recomendada y permaneció en el país, en carácter de fugitivo con identidad cambiada, hasta mediados de 1977. Se exilió en España y regresó en noviembre de 1983.

La dictadura censuró El Independiente, intervino la cooperativa editora, introdujo la metamorfosis en su composición, con nombramientos, abolladuras de conciencias y más bajas forzadas con la amenaza de ampliar la represión. Ya en retirada, el poder militar advirtió el riesgo de no cumplir con el propósito de eliminar la arraigada línea periodística del diario.

La maniobra se consumó en junio de 1983, con la complicidad necesaria de civiles afines al autoritarismo. Con Tito Paoletti todavía en España, un consejo de administración, títeres de los dictados de la jefatura uniformada, lo excluyó de la cooperativa con el insólito cargo de “abandono de trabajo” y dando por cierta una “renuncia indeclinable”, fechada en 1976. Con los mismos argumentos se cesanteó a otros ocho compañeros.

En la sinopsis de los sucesos resulta que un fugitivo del terrorismo de Estado, con peligro de ser capturado, asesinado o desaparecido, fue “culpable” de siete años de inasistencias en grado de voluntarias. No es casual que por el mismo motivo, se despidiera a Agustín Tosco de la Empresa Provincial de la Energía de Córdoba, al igual que La Rioja en jurisdicción del Tercer Cuerpo de Ejército, comandada por el feroz general Luciano Benjamín Menéndez.

La medida no fue modificada, ni siquiera cuando Tito se presentó en la cooperativa en agosto de 1984. Entonces denunció la defraudación y la falsificación de documento público, en la justicia provincial. Las trabas a la ley se manifestaron en la renuencia de peritos calígrafos a realizar la tarea encomendada por el magistrado actuante.

Tito y su familia debieron instalarse en Buenos Aires, para ganarse la vida con el oficio que honró y la expectativa de romper la telaraña de la perversidad. Se enfermaron sus vías respiratorias y se amargó por la estafa de confianza perpetrada por algunos de los que trató como compañeros. Murió el 1 de diciembre de 1986, a los 50 años de edad.

En La Rioja, la dictadura cívico-militar alcanzó dos de los principales objetivos del terrorismo de Estado: desterrar la pastoral profética del asesinado obispo Enrique Ángel Angelelli y borrar las posiciones editoriales de El Independiente, con la enjundia que le imprimió Alipio Eduardo Paoletti.

*Guillermo Alberto Alfieri es periodista. Fue Secretario de Redacción de la El Independiente hasta el 24 de marzo de 1976. Ejerció el oficio en El Diario de Paraná y en la agencia de Diarios y Noticias. Es columnista para El Pueblo de Villaguay y docente en la Carrera de Comunicación Social, Facultad de Ciencias de la Educación, Universidad Nacional de Entre Ríos. Integra la propuesta del programa Honrar la vida para radio y televisión. Escribió “El libro de Alipio Tito Paoletti” (2008).

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