Hacer la macana y después pedir perdón

Las elecciones del 27 de octubre se caracterizaron, entre otras cosas, por la incalculable suma de dinero gastada desde el oficialismo para revertir un resultado que venía casi diez puntos abajo. Algunos se atreven a expresar cifras, pero solamente los principales ejecutores del plan clientelar pueden saber a ciencia cierta la suma exacta gastada.

Días después desde el obispado riojano se publicó un documento criticando este accionar del PJ y del gobierno provincial. Produjo revuelo ya que la iglesia riojana se caracterizó en las últimas  década por mantener silencio ante el despliegue de políticas prebendarías desde el estado provincial, así como también sobre violaciones a los derechos humanos por la policía, impunidad a los responsables del terrorismo de estado, entre otras cosas. La sociedad riojana no está acostumbrada a que desde la iglesia se intente participar en este tipo de debates, por lo que es probable que desde algunos sectores de la política provincial hayan sido afectados por el pronunciamiento del obispo y les haya molestado.

Pero los funcionarios saben el rol que juega la iglesia en la subjetividad de la gente y no pudieron dejar pasar esta zancadilla. A través de la prensa oficial el gobernador salió a pedir disculpas por la avalancha de clientelismo ocurrida en las últimas elecciones: “Le pido disculpas a la gente de La Rioja porque estas últimas elecciones no fueron lo que yo quería y pensaba en cuanto a campaña, porque si hay algo que tiene mucha razón el Obispo es que hubo rifas y muchas dádivas” fueron las palabras de Beder.

Con un nuevo escándalo en puerta (la SAPEM Agroandina, que involucra también a un dirigente de la UCR) el gobierno parece hundirse más en lo que fue y es su política provincial. Muchos sectores políticos opositores, del PJ y la UCR se preguntan  si el proceso eleccionario debe considerarse válido habiéndose admitido métodos de coerción sobre los votantes por parte del partido oficialista.

El proyecto Nacional y Popular corroído por las políticas de los gobernadores.

De esta manera los defensores del PNyP parecen acorralados entre la defensa de los avances producidos en la  década ganada y los manejos mafiosos de la política hechos por gobernadores del PJ-FPV, como es el caso de La Rioja. Las bases programáticas del FPV se diluyen en provincias como la nuestra donde la dirigencia partidaria hace todo lo posible para que el pueblo genere sentimientos de aversión y descontento hacia el proceso iniciado en 2003.

La tarea de explicar la diferencia entre un modelo de país y un modelo de provincia radicalmente diferente es cada día más difícil. La derrota electoral nacional del kirchnerismo el 27 de octubre debería encender un alerta sobre el desarrollo de la política en lugares donde la misma está signada por un fuerte componente pejotista y localista, en el caso de La Rioja, menemista.

También es alarmante la actitud de ciertos espacios donde pareciera que la realidad se mide en tanto es benéfica para el gobierno nacional o la oposición de derecha. En provincias como La Rioja los sectores más reclacitrantes y antipopulares siguen de la mano del gobierno provincial, aunque haya otros agrupados en la oposición. El hecho de reivindicar la figura de Carlos Menem habla a las claras de cuál es el modelo y el proyecto que interesa desplegar Beder Herrera y el rearmado PJ riojano.  Pero también habla y no con buenos auspicios, la confianza entregada desde el gobierno nacional con los ojos cerrados hacia estos políticos que no les importan problemáticas básicas como la salarial, la salud, la educación y la represión a la protesta social.