martes, 11 de junio de 2013

AMARGO CAPITALISMO

Por Félix R. Guerrero - Desde que el Capitalismo, como sistema económico casi mundial tomó las riendas del reparto de los recursos naturales y humanos del planeta para la subsistencia de todos, las cosas han ido de mal en peor. Algunos se preguntan si hay que soportar la descarnada pobreza hasta la muerte, como única vía posible de escape.

En el dossier titulado “Renta básica: una utopía al alcance de la mano”, publicada por la revista Le Monde diplomatique, tres periodistas y un escritor  preguntan:

“¿Se podría garantizar que cada persona, sin condiciones, desde el nacimiento hasta la muerte, recibiera una cantidad mensual suficiente para vivir? Es imposible desechar la propuesta si tomamos como argumento la inviabilidad  económica: sin duda se podría considerar aplicarla, aunque para ello se necesitara una profunda reflexión política. La renta garantizada plantea cuestiones espinosas sobre todo en el plano filosófico, porque supone renunciar al objetivo del pleno empleo y admitir que podemos subsistir sin ejercer una actividad remunerada. Promovida durante estos últimos años por pensadores progresistas, pero asimismo por liberales, que defienden una concepción muy diferente, se ha llevado a la práctica tanto en el Norte como en el Sur, por ejemplo en la India”.

No pude acceder al dossier completo, pero este único párrafo leído me sirvió como disparador para la reflexión. Tomando por cierta la aseveración de que dos tercios de los recursos alimentarios del planeta se dilapidan en costosos caprichos gastronómicos de los pudientes y las regulaciones o ajuste de precios del mercado mediante la eliminación de los alimentos “sobrantes” tales como derrames de leche, o el abandono de toneladas de pescados en las playas (yo he visto en la playa entre Caleta Olivia y Cañadón Seco, una montaña de camarones pudriéndose por ese mecanismo de ajuste).

Pero para comprender este fenómeno, no hay que ir tan lejos. Nos quedemos aquí, en La Costa y observemos el cambio producido desde hace  cuatro o cinco décadas:

Antes de los “Diferimientos” (redefinición del papel del Estado y revalorización del capital monopólico como el único capaz de acumular con eficacia y eficiencia), y de las SAPEM (Sociedades Anónimas con participación del Estado Mayoritaria), existían en la provincia de La Rioja, otras formas de producción agrícola-ganadera, que, si bien modestas e insuficientes, cubrían las necesidades básicas de la alimentación de los riojanos sin generar grandes erogaciones al Estado provincial.

No podemos hablar de capitalismo propiamente dicho en nuestra provincia, pero la era menemista ha despertado en la tilinguearía provincial apetencias burguesas, que hasta ahora no han producido más que ruinas de frustrados emprendimientos, y todo ello utilizando los recursos coparticipables de la Nación destinados para sacar a nuestra sufrida provincia de la pobreza crónica.


Mientras existan en nuestro terruño, estos insaciables “gestores” del atraso organizado, y mientras nuestros pueblos no reaccionen, hay que ir pensando en la “Renta básica” como única alternativa para que la mayoría de los riojanos no perezcamos de inanición.

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