Mantener el poder, la mayor preocupación. Elegir lo malo conocido nuestro peor error.

La propuesta de reelección indefinida promovida por Chamía es un anhelo inocultable de toda la dirigencia oficialista, pero quien hizo punta para ponerla sobre la mesa o para romper el hielo fue el mismo Diputado Chamía. Su nombre es por antonomasia la definición de oportunismo en el folclore de la política provincial, y ante su necesidad no dudó para avanzar con la idea de la reelección eterna.  Al respecto dijo: “Yo no concibo que haya una norma que proscriba” las candidaturas: “Yo voy a presentarme para la reelección de diputados y reelegirme para la banca de mi departamento”.

Lo llamativo es que la semana pasada las informaciones vinculadas al tema ya daban cuenta de un clima de consenso para llevar a delante la iniciativa, y aunque la misma no tomara  estado parlamentario, por el momento, quedó claro que la voluntad reeleccionista seguirá formando parte de la agenda, y por ese camino, mal que nos pese, se encausaran las acciones de “nuestros representantes”. Mantener el poder es una tarea que desvela a la dirigencia riojana, pero también es una distorsión del sentido de la democracia. La pregunta es ¿Se impondrá la re-reelección por sobre los preceptos de democracia o por sobre la gran necesidad de renovación de la clase política? 

Para lograr la re re hace falta modificar la constitución provincial, más precisamente la norma que ellos mismos crearon tras la destitución de Maza, previo a esto deberán llamar a elecciones de Diputados Constituyentes,  obviamente esto no sería problema contando con una cámara adicta al oficialismo, al parecer lo que no cierra es el costo  que le ocasionaría a la desgastada imagen del  gobernador quien por sí mismo no asegura gran caudal electoral, por lo que incluir el llamado a constituyentes en estas elecciones legislativas es un decisión muy delicada.

Su imagen de coherencia y ética lo han ubicado en un lugar difícil de re-legitimar y sostener,  no olvidar que gran parte de los votos obtenidos para gobernador fueron por la imagen  positiva de la Presidenta, y luego al claudicar en temas como la mega-minería lo que le quedaba de legitimidad territorial se esfumo.

Situaciones parecidas son la de los intendentes y diputados que se jugarían  en esta movida la permanencia en el poder, dado que muchos van por su segundo o tercer mandato. Por lo visto la reelección es la salida a un abismo no muy lejano de esta clase política y una de las piedras con la que tropezamos, como sociedad, una y otra vez.

Quizás sea tiempo que nos juguemos por alternativas que encierren los valores que creemos correctos, tiempo de romper con ese “sentido común” que nos hace optar por lo malo conocido y dejar de lado  nuestra dignidad, después de todo nosotros también podemos jugar nuestras cartas, más allá de que la realidad no cambia en un solo acto.