lunes, 31 de diciembre de 2012

MIRAR AL CIELO


Cioran expresa a lo largo de su obra la nostalgia de una edad primera, cuando el hombre, todavía no expulsado del paraíso, vivía en la inacción y en la ociosidad. No había entonces tiempo, ser era simplemente existir, no conocer. Pero el hombre, criatura fatua, imitador sin remedio del «aciago demiurgo» que ha creado el mundo, trocó su plácida y eterna beatitud por la acción y por el saber. Entró así en la historia, cayó así en el tiempo.
POR FÉLIX R. GUERRERO


Llegan las fiestas del fin de año y miraremos al cielo nocturno el 31-Diciembre/1º de Enero, interpelando al misterioso mar de oscuridad salpicado de estrellas. Algunos preguntaran si nuestro destino está cifrado en las vagas formaciones de estrellas y planetas, tan primorosamente dibujadas por los astrólogos.

 Los cerdos y otros pragmáticos no preguntaran nada porque simplemente nunca miran al cielo. Ellos saben que la agachada da buenos provechos para satisfacer los goces de la panza y otros placeres terrestres. Estamos hablando del hombre del siglo XXI. Hago esta aclaración porque creo que ya llegó el momento de la expulsión de la Tierra (no ya del Paraíso), de esta especie bípeda, desobediente y dañina. Como se viene dando su execrable comportamiento, sera´enviada al Infierno de donde al cabo de unos milenios habrá echado a perder el reino de los demonios. Otra vez el destierro. Pero ¿Hacia dónde?

La próxima expulsión estará encabezada por los políticos corruptos vendedores de patrias, los destructores del medio ambiente, los traficantes de sexo, drogas, agua, petróleo y minerales. Los banqueros, los empresarios, los beneficiarios de las sapem, los jueces premiados por fallar en contra de la verdad, los punteros políticos, los perjudicados que jamás se atreven a denunciar el atropello, pegados al talón de los primeros. A la zaga irá el equipo de Radio Comunitaria La Bocona para cubrir la nota y porque no tendrá a quien sacarle el cuero, aquí en esta Tierra.

Vuelvo mirar al cielo y anoto el nombre de los grandes revolucionarios, de los luchadores contra la injusticas humanas, de los constructores de sueños, de los rebeldes con causa, de los poetas, de los músicos, de los pintores, y otros inmortales y gloriosos terrestres.

Ellos desde las estrellas  miran hacia abajo  en la noche interrogada. Quizás susurran así:

“hasta nosotros sube de los confines del
Mundo el anhelo febril de la vida,
con el lujo la miseria confundida,
vaho sangriento de mil fúnebres festines,
espasmos de deleite, afanes, espantos,
manos de criminales, de usureros, de santos;
la humanidad con sus ansias y sus temores,
a la vez que sus cálidos y pútridos olores,
transpira santidades y pasiones groseras,
se devora ella misma y devuelve después lo tragado,
incuba bellas artes y bélicas quimeras,
y adorna de ilusiones la casa en llamas del pecado;
se retuerce y consume y degrada
en los goces de feria de su mundo infantil,
a todos les resurge radiante y renovada,
y al final se les trueca en polvo vil.”(1)
 

(1)HERMANN HESSE




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