miércoles, 9 de mayo de 2012

Transporte público: Casi 20 años de falencias


Una empresa monopólica, un servicio de remises a precios inalcanzables: aquí están resumidas las posibilidades para viajar a La Rioja desde La Costa. El derecho al transporte público es tan importante como la salud, la educación y la seguridad. ¿Cómo viajábamos y cómo viajamos los vecinos del departamento? Otra de las grandes deudas con la comunidad.



Hasta 1994 para viajar a la capital se esperaba el colectivo. Un coche semicama, con bodega y a un precio razonable. No era un buen servicio: no tenían calefacción, atrasaban y de vez en cuando se rompían en medio de la nada. Había que tener una gran paciencia hasta que pasara alguien o hasta que arreglaran el micro. En poco tiempo se instalaron los transportes diferenciales, combis adaptadas para el traslado de pasajeros. Fueron novedosos. Uno los tomaba en la puerta de su casa y se bajaba donde quería. La novedad duró hasta que la realidad se hizo presente en la incomodidad de estos vehículos. Con el tiempo, poco, estas nuevas empresas fueron eludiendo los costos de mantenimiento.  Los coches se deterioraron muy rápidamente y el servicio se volvió peor que el de los destartalados colectivos de “El Cóndor”: comenzaron a atrasar,  se rompían a menudo, protagonizaron accidentes que afortunadamente no provocaron muertes. A mediados de la década pasada dejaron de ingresar a los barrios más alejados de la cuidad capital para finalmente, dejar de ofrecer el servicio diferencial, manteniendo el mismo precio, mucho antes de que una ordenanza municipal impidiera a estas empresas ingresar al microcentro. Al mismo tiempo que creció la demanda los precios del servicio aumentaron despiadadamente, sin ningún tipo de control de parte del estado. Con la clausura del servicio de colectivos también se terminaron las oportunidades de viajar de pueblo en pueblo o hasta la ciudad de Aimogasta.

Fue vox populi que una de las empresas de combi, (InteRioja) hoy fuera de servicio, era propiedad de un juez del TSJ, que impidió durante años la instalación de nuevas empresas capaces de competir con un mejor servicio.  También por poco tiempo, hace menos años, los costeños gozamos de un servicio diario de larga distancia (General Urquiza) hacia y desde la capital, que paraba en la Terminal de Anillaco, que, inaugurada en los 90’, fue la única vez que funcionó para el fin con que había sido construida.

En estos casi 20 años de contar con servicio diferencial las necesidades y el derecho a viajar, han sido vulnerados por las empresas privadas y, sobre todo, por la desidia e incapacidad de los funcionarios municipales.  La mayoría no ha usado nunca el servicio, lo que no los inhabilita para gestionar mejoras necesarias a la dignidad del usuario costeño.

Actualmente, además de los problemas históricos,  los precios son los que golpean los derechos de los vecinos a un servicio digno de traslado a la capital. El servicio de combis, empresa única, cuesta $35, y el servicio de remises $45. Son precios inalcanzables para muchos costeños, que como sabemos, para acceder a servicios de salud, seguridad social y al comercio es necesario viajar a la capital.

Pareciera que se han naturalizado las actuales condiciones de servicio, donde todos los días vemos gente viajando en un banco de madera en el pasillo, o llegando a su destino con las piernas acalambradas o una hora más tarde de lo anunciado en el boleto. No hay agencias con horarios fijos de atención, no hay tarifas diferenciadas para cada uno de los pueblos. Hasta ahora los funcionarios hicieron la vista gorda ante esta realidad, que afecta a todo el departamento.



No hay comentarios:

Publicar un comentario