lunes, 7 de mayo de 2012

LA CHISPA


Por Félix Guerrero -  En un velorio, o en el cementerio despidiendo a un vecino fallecido, salta desde el fondo mismo de la cotidianidad una afirmación tan repetida y tan recurrente: “no somos nada”. Esta misma frase pudo haber sido dicha por Sócrates con la misma profundidad  y estoicismo  que nuestro atribulado vecino.
 

“Una insignificancia basta, 
y surge la chispa” Hermann Hesse

La vida transcurre en nuestros pueblos no tan apaciblemente, como un rebaño de ovejas paseando en un verde prado, sino, muy a tono con nuestra condición de Homos sapiens, cada día y cada de noche nos encuentran inmersos en la complicada trama del vivir o sobrevivir; mientras en otros rincones tan humanizados como este, muchas personas se devanan los sesos preguntándose sobre los misterios del acontecer trascendental. Estas personas han hecho de la investigación y el pensar una forma esencial de vivir, sumidos en la complicada trama de descifrar enigmas.

Pero tanto los unos como los otros, piensan, sufren, y disfrutan cuando han alcanzado el fruto de sus desvelos, ya sea un automóvil  cero kilometro o la resolución de un teorema.

A veces un niño, pongamos por caso a Guillermo, con sus cuatro años de edad a cuestas, deja de hacer ruidos y romper cosas, mira al cielo y con aire filosófico dispara una pregunta totalmente inesperada y fuera de programa: ¿Dónde vive dios? Su madre tomada por sorpresa le responde por reflejo “en el cielo”. El aprendiz de filósofo, mira al cielo con más detenimiento achicando los ojos, y sin apartarlos de allí, dispara otra pregunta que involucra a la Teología y a la Ley de la gravedad: ¿E poqué no ze cae? Si en ese instante Einstein nos hubiese formulado una de sus preguntas científicas, el desconcierto y la falta de argumentos para responderlas hubiesen sido los mismos.

En un velorio, o en el cementerio despidiendo a un vecino fallecido, salta desde el fondo mismo de la cotidianidad una afirmación tan repetida y tan recurrente: “no somos nada”. Esta misma frase pudo haber sido dicha por Sócrates con la misma profundidad  y estoicismo  que nuestro atribulado vecino.

Pero son chispazos  que a todos los humanos se nos escapan de cuando en cuando y que se desvanecen tan pronto como duró la emoción que los produjo. Y nuestros pequeños mundos  siguen con su ritmo inalterado y la opinión del que lee y escucha  en un estrecho círculo, está sujeto a un sentido común construido por quienes viven  a costa del pobre sentido común de la gente.

El siglo XX fue el siglo definitivo en el que el concepto y el sentido de  apreciación de  la realidad sufrieron su máximo colapso desde el punto de vista teórico, y también receptivo. 

En la mayoría de ciencias y áreas del conocimiento, se produjeron significativos avances y se derribaron paradigmas de antaño,  gracias a los avances científicos y matemáticos. Lo que se consideraba  como determinista y lineal comenzó a ser reevaluado y puesto en duda.

Hacernos cargo de esta situación, implica un esfuerzo que no es sobrehumano. Tan solo se trata de cuidar de que el chispazo inicial encienda  una llama perdurable de conciencia, conocimiento y predilección por la verdad y la utopía.

                                                                                                        Félix R. Guerrero

2 comentarios:

  1. QUE BUENA NOTA FELIX.
    No necesariamente debemos comartir, pero es de recponocer, que de vez en cuando pensar desde otro lugar, ó tirar una linea mas profunda, permite repreguntarnos y hasta encontrarnos ante nuevas inquietudes.
    Hace poco, PEPE MUJICA, dejó captar una reflexión a la itburonada mediatica, y supernado la inmediatez no tiro una linea que nos hace pensar mas allá.
    TE SUGIERO LA 1° CARTA DE PABLO A LOS CORINTIOS, EN SU CAPITULO 13, TAL VEZ, HASTA COINCIDAMOS.

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  2. "Ahora, pues, son válidas la fe, la esperanza y el amor; las tres, pero la mayor de estas tres es el amor.
    de Primera carta de san Pablo a los Corintios"

    Reflexivo Emilio. No es difícil coincidir con la cita del apóstol: las tres virtudes a que alude Pablo son la chispa que enciende la conciencia y el motor que pone en acción a un verdadero revolucionario.- Félix.-

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