miércoles, 2 de noviembre de 2011

ANIVERSARIO Y ESPERANZA


Por Félix R. Guerrero. Este aniversario, antes que un momento de festejos, es para el equipo de La Bocona) (le llamamos equipo a este grupo de voluntades unidas en un anhelo y una esperanza), un momento de reflexión: ¡Che, ya pasaron tres años y casi no nos dimos cuenta!

Tres años de permanencia, de porfía, para nosotros, y tres años de aguante de la gente que nos escucha. ¡Qué curioso: este es un cumpleaños colectivo! ¡Hemos cumplido años todos! Los que estamos dentro del edificio llamado radio y de los que nos escuchan a partir de esa puerta que nunca quiso (ni querrá) ser frontera. Es gracioso y estimulante, hemos crecido, no digo por lo viejos sino porque somos más. Hay que sumar los años de todos, los años de estar juntos y dividirlos por años de amistad, de disfrute, de compañía, de cariño, de confianza, esperanzas y luego repartir la torta.

Durante estos días hemos estado pensando y recordando, y cayendo en cuenta de que esta radio no nació como un proyecto puramente informativo, musical, comercial, etc., como cualquier proyecto de radio estándar, o como radio comunitaria, como un fin en sí mismo.

Nuestro origen viene de otro proyecto, de otras experiencias, de otros anhelos, de otra búsqueda. Hemos llegado a los micrófonos de la radio, a esta forma de comunicación, porque descubrimos maravillados que sin molestar a nuestros vecinos con nuestro cuerpo físico, podíamos entrar por una ventana abierta a sus hogares, discretamente, a ser compañía, a ser timbre de alarma y mensajeros de esperanzas a través de la Radio. A romper fronteras. El poeta aconseja romper:

Fronteras de tierra,
fronteras de mares,
fronteras de arena,
fronteras de aire.
Fronteras de sexo,
fronteras raciales,
fronteras de sueños
y de realidades.

Desde los albores de la humanidad, el problema ha sido, para la sociedad humana, la convivencia armónica, solidaria amorosa, respetuosa, tolerante, optimista.

Salgo a la calle y me enojo con las autoridades porque nos mienten, porque no nos dan seguridad, porque no nos educan, porque se reparten la torta entre ellos y porque corrompen; salgo a la calle y me enojo con mis amigos porque no me escuchan, no me comprenden, porque no me quieren, porque no los entiendo.

Vuelvo a mi casa y me doy cuenta que no nos podemos mirar a los ojos con franqueza, con cariño, a pesar que muchas veces salimos a la calle con ganas de abrazar a todos los humanos bípedos que se me cruzan en nuestro camino. Pero nos detienen fronteras:

Fronteras notorias,
fronteras quemantes,
fronteras famosas,
fronteras de hambre.
Fronteras de oprobio,
fronteras legales,
fronteras de odio,
fronteras infames.

Y eso les pasa a mis compañeros del equipo de la Radio, a los vecinos, a todo el mundo, incluidos a las autoridades que rigen los destinos de nuestros pueblos. 

Cuando por la noche nos acostamos, cerramos los párpados, y miramos para adentro, profundo hasta tocar esa alma sin mascara que todos tenemos, nos encontramos huérfanos, desilusionados, aburridos, aterradoramente solos, desconsolados y sin nadie que nos consuele. Pero amanece, sale el sol y nos enganchamos en esta cotidianeidad gris y  chata, fatalmente. Y así pasan los años. 

Creo, creemos, creamos, que otra realidad es posible. El día que eso sea realidad, nos encontraremos todos, sin exclusión de nadie, en una fiesta total, fantástica, inolvidable. Están todos invitados. Un abrazo, un anhelo y feliz cumple.     

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