jueves, 22 de septiembre de 2011

AMANECER


Por Félix R. Guerrero. En Este hemisferio terrestre amanece abruptamente o despacio. Depende eso de la velocidad que cada uno alcanza para estar totalmente despierto y puesto a tono con el día que comienza. Es falso que haya una relación proporcional entre cantidad de bostezos y estado de plena vigilia consciente.

El despertar es como una resurrección (a veces). Cuando emergemos del sueño como recién paridos, mojados, chorreando líquidos oníricos, debemos hacernos cargo del mundo. ¿Qué cosa dejamos pendientes del ayer?, ¿Qué obligación, que deuda, que proyecto, que anhelo, que preocupación?

¿Cuál será la primera palabra que proferiré cuando la noche me devuelva el habla? ¿Una imprecación, una oración, un juramento?

Para que sucediese el primer amanecer del mundo Dios dijo “Haya luz” y hubo luz, de a poco, amaneciendo. La creación se produjo por un acto del habla. Con solo nombrar las cosas a medida que las va creando, les confiere Dios un estatuto ontológico. Me hago Eco de ello, pero…

Envuelto en las brumas oscuras, exhalando pequeños trozos de nube a la luz de las estrellas, pronuncié “Haya amor, haya paz, haya libertad, haya pan para todos, haya montañas a salvo de la megamineria”. Y cuando el sol iluminó el mundo, vi que nada de esto sucedió. Yo que siempre me conformé con que el nudo de mis zapatillas no se deshaga cuando hecho a caminar, esta vez tuve otras ambiciones: quise ser Dios para que se me obedezca. Pero no pude. Intenté luego ser poeta para, a golpes de versos, conmover a los corazones oscuros, pero Neruda, Benedetti, Martí y tantos otros, se habían apropiado de todas las metáforas rutilantes, de los adjetivos más eficaces, de los verbos más movilizadores, de los epítetos más atemorizantes… y me dejaron estas palabras sencillas con las que pretendo armar un discurso convincente.

Casi vencido hoy, persisto sin embargo, con gran porfía, porque termine de amanecer, porque las autoridades le hagan caso a Diego Castro, porque no asesinen los perritos que cuida Silvia Meyer, porque La Asamblea de Ecologistas Costeños crezca como una marea indestructible y poderosa, que, que, que, que. Bueno, la lista es larga.

Pero ya amanecerá. Tengamos fe.

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