sábado, 21 de agosto de 2010

Desde la esperanza y la supervivencia

Aniversario del Dpto. Castro Barros

Se cumplieron, mejor dicho cumplió la historia que no cesa de transcurrir, urgida por el tiempo, 133 años de ser constituido como departamento autónomo, el conjunto de pueblos que integran la “Costa Riojana”, como la llaman sus habitantes.
Su nombre tiene que ver con un religioso católico, que como el extinto Obispo Angelelli, tuvo inquietudes sociales y políticas que le llevaron entre otras actividades comprometidas con la causa patriótica, las de representar a nuestra provincia en  la Asamblea General Constituyente (1814) y en el congreso de Tucumán (1816).

Su destacada participación en la vida política e institucional del país le costó la persecución de sus enemigos políticos, lo que lo obligo a exiliarse, primero en Montevideo y luego en Chile donde falleció. Han pasado los años y nuestro Departamento lleva, con gran merecimiento, su nombre. La historia se repite. Está visto que el poder nunca hizo la vida fácil a los pro-hombres de la Patria.

En el transcurso de los años y dentro de lo que nuestra temporalidad puede atisbar, no hubo bienaventuranzas históricamente significativas en el contexto departamental. Nuestros pueblos fueron asfaltados, tienen todos los adelantos técnicos que el resto de la provincia. Sus gobiernos conservadores le imprimieron un crecimiento moderado que no alcanzó para lograr la autonomía económica, y hoy es un departamento que vive a expensas de la Administración Pública.

El Sector Privado, a pesar de las generosas prebendas de la época menemista, no aportó otra cosa que frustraciones a la ilusión de un progreso que se suponía decisivo, habiendo surgido de estos pueblos un ciudadano que fue Gobernador de la provincia por dos periodos y luego Presidente de la Nación por dos periodos también.

Pero la vida continúa y nosotros sabemos que mas allá de los discursos mendaces, las inauguraciones de rigor burocrático y las promesas nunca cumplidas, La Costa sigue existiendo y nuestros hijos crecen en ella con un porvenir incierto.

Desde la esperanza y el instinto de supervivencia, elevo un saludo sincero a todos nuestros vecinos y coterráneos, brindando por un futuro para todos, digno de ser vivido.-

FELIX R. GUERRERO
10.766.126

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